La incidencia de virus respiratorios se ha estabilizado en España después de experimentar un aumento durante las festividades navideñas y mostrar una ligera disminución en la segunda semana del año. Según estadísticas recientes del Instituto de Salud Carlos III, la incidencia de la semana pasada fue de 926,6 casos por 100,000 habitantes, prácticamente igual que la semana anterior (923,5). Se observa una reducción por primera vez en la tasa de ingresos hospitalarios, pasando de 35,2 a 28,4 por 100,000 habitantes.
Esta estabilización se debe a la disminución de infecciones en la mayoría de los grupos de edad, con la excepción de un ligero aumento en el grupo de 1 a 14 años. Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), señala un «notorio descenso del número de casos de gripe», aunque observa un aumento en los casos de COVID-19.
A pesar de la caída de un 15% en los casos de gripe, las estadísticas del Carlos III no reflejan el aumento de COVID-19 mencionado por Armenteros. La situación varía según las regiones, con Castilla-La Mancha teniendo la mayor incidencia y Baleares la menor.
Seis comunidades autónomas han experimentado dos semanas consecutivas de descenso en la incidencia, lo que podría permitir la retirada de las mascarillas obligatorias en centros de salud y hospitales. Sin embargo, estas comunidades, como Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Galicia y Madrid, aún no han confirmado la eliminación inmediata de esta medida.
Aunque hay un alivio gradual en los hospitales y las urgencias, persisten desafíos en el drenaje de pacientes y la necesidad de mantener la normalidad en la atención de emergencias hospitalarias. José Manuel Fandiño, de SEMES, destaca la importancia de evitar que los servicios de urgencia hospitalarios se conviertan en almacenes y enfatiza la necesidad de planes estructurados de contingencia para abordar futuras situaciones similares.
