La disminución en las tasas de vacunación ha generado preocupación entre las autoridades sanitarias, ya que se observa un notable aumento en las infecciones. Este incremento se manifiesta en todas las comunidades, destacando especialmente en Castilla-La Mancha, Asturias y la Comunidad Valenciana. Expertos sugieren que la falta de inmunización podría estar contribuyendo a la propagación de estas enfermedades.
La gripe circula con mayor intensidad, y ha surgido un pico que algunos expertos vinculan con la disminución en la vacunación. Lorenzo Armenteros de la Sociedad Española de Médicos de Familia enfatiza que se ha vacunado considerablemente menos contra el COVID-19 y la gripe.
Las alarmas han sonado ante la observación de que la campaña de vacunación de este año no avanza al ritmo deseado, estando entre un 10% y un 15% por debajo de los logros del año anterior, según Amós García, Presidente de la Asociación Española de Vacunología. Esto se evidencia principalmente en el grupo de mayores de 60 años, como lo refleja una señora en la calle que declara no haberse vacunado contra la gripe.
Este fenómeno se explica, en parte, como un efecto post-pandemia, donde la gran cantidad de vacunas administradas podría haber generado una especie de «cansancio» en la sociedad. Además, no se ha alcanzado la meta de vacunación para los niños de entre 6 meses y cinco años, ya que se encuentra en alrededor del 30%, lejos del objetivo del 75%, según Francisco Álvarez de la Asociación Española de Pediatría. Sin embargo, este año marca la primera vez que se permite la vacunación en todos los territorios para este grupo de edad.
El descenso en las tasas de vacunación, atribuido a diversos factores como la desinformación, el temor o la falta de acceso, podría dejar a comunidades enteras más vulnerables a enfermedades que podrían prevenirse con las vacunas. Esto incluye tanto las enfermedades tradicionales como las nuevas variantes que han surgido. Las autoridades de salud hacen un llamado urgente a la población para que se vacune y retome los programas regulares de inmunización. La vacunación masiva no solo protege a los individuos, sino que también contribuye a la protección colectiva, reduciendo la propagación y resguardando contra posibles efectos adversos.
